Visita a la cárcel

Por su parte, las cárceles turineses estaban atestadas de muchachos tan jóvenes como 12 años en condiciones de hacinamiento. El joven sacerdote de origen campesino visita la cárcel, donde se da cuenta de lo infelices y poco queridos que eran esos chicos, aunque por fuera se mostraran fuertes. Decide ayudarlos, rechazando numerosas ofertas que le hubieran podido garantizar una vida de bienestar y tranquilidad entre la burguesía de la ciudad.


Demuestra a la gente que no creía en estos chicos, que “sólo necesitaban saber que alguien confiaba en ellos”. Se gana el cariño de los muchachos y ellos también el suyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario